miércoles, 7 de julio de 2010

La belleza está en los ojos de quien mira

Parece que no, pero sí. Vuelta y vuelta.
La cordura es una pequeña franja en el espectro de la locura.
La alucinación colectiva es la matrix que creamos entre todos. Irresoluble? Mmmm, preguntad a los filósofos, a los poetas, a los creadores, a las personas normales.
Preguntadme a mí y diré que cabalgo entre dos mundos (o más). El heredado y el propio.
Pero esto suele ser así. El mundo no es como queremos, pero ¿realmente sabemos cómo nos gustaría que fuese?
Alguna vez me he autoengañado pensando que sí, que la paz mundial, etc, pero no, no es así.
La clave está en que la cuestión no es cambiar el mundo, sino crearlo.
Pero da tanta pereza...
No se trata de ir en contra de, más bien de ir a favor de. ¿O es que estamos tan cegados como para no darnos cuenta de que hay mucha gente que va por libre, que no sigue las normas establecidas, que está más adaptada ya a un mundo que aún no existe?
Si nadie me mira soy invisible. Yo soy mi principio y mi fin. Salgo y entro en la matrix, pero no siempre por mi propia voluntad, por consciencia.
Esta matrix da sentido a lo que yo quisiera que fuese el mundo, pero por inversión, no por mérito mío. Así que tengo que agradecer a la matrix el que existan otros mundos paralelos en la mente de muchas personas. Al final, la matrix gana, los mundos paralelos ganan, yo gano. Todos ganamos. La cuestión es: ¿hay que hacer una matrix para cada persona? O eso es ya así?
A fin de cuentas, todos nos movemos entre la matrix colectiva y la individual.
Entonces, ¿qué es lo que falla? O más, ¿algo falla? O más ¿por que´tengo la sensación de que algo falla? Más: ¿por qué nos quejamos siempre de cosas que, en el fondo, sabemos que podemos cambiar o disminuir? ¿por qué por qué?
Tambien en sueños sentimos la impotencia de no poder hacer nada en una situación concreta.
Quizás el carácter onírico de la matrix nos lleva a una laxitud tan justificable como estéril para esas mentes que crean otros mundos que no dejan de ser otras matrix con otros valores más "humanos". La matrix gana, siempre gana. Aunque sea una matrix propia, no hay salida.
Lo ideal sería, para mí, una matrix "autopoyética", que se fuese creando a sí misma continuamente, segundo a segundo, pero sin definirse , sin concretarse. Sin establecer nada.
Un software libre, en donde todos tengamos cabida, todos seamos compatibles, con programas que nos gusten y otros que no nos gusten. Aceptarlo todo.
¿Idealismo? Por supuesto. ¿Acaso alguien no se ha preguntado cómo sería un mundo en donde sus habitantes fuesen niños? Quiero decir, que se hubiesen criado en un mundo sólo con niños.
Pongamos que los más mayores supiesen un idioma. A partir de ahí, se podrían comunicar. Pero, ¿cómo se desarrollarían sus capacidades, sus necesidades (más allá de las propias de la supervivencia), sus aspiraciones, sus ilusiones, su futuro sin miedo a las normas, etc?
Lo que tengo claro es que me encantaría estar más en esa matrix que en la que vivo. Pero claro, yo tengo esta referencia, ellos no. Así que vuelve a ganar la matrix.
Pd: inspirado en un artículo que me mandó un amigo que tiene una matrix muy particular.